
ENFERMEDAD CARDIACA Y LA VIDA SEXUAL
La vida sexual es importante para el bienestar de la persona y de la pareja, sin embargo, después de un infarto o de una cirugía cardiaca existen miedos y preocupaciones, tanto del paciente como de su pareja acerca del reinicio de sus relaciones. Hay incertidumbre sobre de la posibilidad de un nuevo infarto, de una complicación de la cirugía, de la performance sexual del paciente, etcétera. Con este pequeño resumen, pretendo darle algunos consejos, liberarlo de los miedos y desmentir ciertos mitos para que pueda retomar su vida de pareja con toda normalidad.
La enfermedad coronaria consiste en la obstrucción de las arterias que llevan oxígeno al músculo cardiaco. Esto limita su performance, ya que a mayor obstrucción arterial menos oxígeno recibe el músculo y por lo tanto, menos actividad puede realizar el paciente. Esta es la razón por la cual usted presentó el infarto o la necesidad de ser operado.
Por otro lado, la actividad sexual requiere un determinado gasto de energía, por lo que el corazón es exigido a trabajar más. Es por eso que durante el acto sexual aumentan tanto la frecuencia cardiaca como la presión arterial. Este trabajo extra, requiere que la sangre pueda fluir por las arterias con normalidad.
En pacientes que sufren angina de pecho, la exigencia sobre el corazón puede ser superior a la cantidad de oxígeno que las arterias pueden transportar, lo que produce dolor u opresión en el pecho. A estas alturas, si la actividad sexual continúa, lo más probable es que se presente un infarto.
Un escenario distinto es el del paciente que ya fue operado o que le realizaron una angioplastía coronaria. En este caso las obstrucciones arteriales han sido total o parcialmente liberadas, lo cual permite un flujo normal o casi normal de sangre hacia el músculo cardiaco, por lo cual el paciente no solo podrá tener relaciones con normalidad, sino que incluso podrá realizar deporte.
Los pacientes que presentaron un infarto, debido a que tienen una parte de su corazón muerto, podrán reiniciar sus actividades poco a poco en tanto el músculo vivo vaya tomando las funciones perdidas por el músculo afectado. Para eso son los programas de rehabilitación cardiaca. Con el tiempo, lo más probable es que pueda realizar su actividad física y sexual con normalidad o con limitaciones mínimas.
Un caso distinto es el de los pacientes que a consecuencia del infarto desarrollaron insuficiencia cardíaca, que es básicamente la debilidad del corazón. Esta condición, dependiendo de su gravedad, puede ser limitante. Su actividad física y sexual dependerá del grado de afección y del tratamiento que le pueda brindar su cardiólogo.
En cuanto a la disfunción eréctil, esta puede tener un origen previo a los episodios de angina, al infarto o a la cirugía, como puede haberse presentado después de estas.
Debido a que la erección es un evento vascular, la enfermedad obstructiva de las arterias puede producir disfunción eréctil, pues a nivel pélvico también se producen obstrucciones, ya que la enfermedad arterial es generalizada y no solo afecta a las arterias coronarias. Es más, la disfunción eréctil puede ser un signo temprano de enfermedad arterial obstructiva y por lo tanto de enfermedad coronaria. A esto hay que agregar el hecho de que una buena parte de la medicación que usa un paciente coronario tiene como efecto secundario la disfunción eréctil. Estos medicamentos son algunos antihipertensivos, medicamentos para el colesterol y antidepresivos. Es importante mencionar que después de un infarto o de una cirugía, hay factores como el estrés, el temor y la depresión que juegan en contra de una relación sexual plena.
Antes de reiniciar su vida sexual, usted debe conversar al respecto con su pareja y con su médico. Habrá que evaluar primero en que condiciones quedó su corazón después del infarto o de la cirugía y que capacidades tiene. Para esto le realizarán una prueba de esfuerzo o algún equivalente que pueda medir la capacidad que tiene su corazón para realizar esfuerzo físico. Todo debe ser gradual. El reinicio de la vida sexual no implica relaciones normales ni una búsqueda del orgasmo desde un inicio. Se deben buscar posiciones cómodas que no generen dolor en las heridas operatorias ni esfuerzos superiores al recomendado por su médico.
En el caso de que presente disfunción eréctil, no cometa el error de suspender la medicación o de automedicarse. Esto lo puede llevar a la muerte. La discusión abierta y franca con su médico es fundamental. Su cardiólogo sabrá hacer los cambios necesarios en la medicación para que afecten al mínimo su sexualidad, asimismo, le podrá recomendar el uso de medicación para la disfunción eréctil. Recuerde que el tener una erección plena no significa que su corazón esté al 100%. Si usted está medicado con alguna droga del grupo de los nitratos, tiene absolutamente contraindicado el uso de medicación para la disfunción eréctil.
Además de las recomendaciones médicas del párrafo anterior, le sugiero que reinicie su vida sexual de manera planificada con su pareja, buscando el momento y el lugar ideal, sin presiones de ningún tipo que le ocasionen estrés, con la comprensión absoluta de su pareja de que al comienzo pueden no obtenerse erecciones plenas en los hombres o lubricación adecuada en las mujeres. No consuma alcohol antes de una relación íntima, ya que a pesar de que mucha gente piensa lo contrario, el alcohol es un depresor del sistema nervioso y le jugará en contra. No se le ocurra consumir algún tipo de droga ilícita, ya que le pondría producir un infarto. Si presenta dolor u opresión en el pecho, falta de aire, mareos o sudoración anormal, detenga cualquier actividad y acuda a emergencia. Si utilizó alguna medicación para la disfunción eréctil, avísele al médico que lo atiende para que no le administre nitratos.
En conclusión, la enfermedad cardiaca o una cirugía reciente de su corazón no tienen porqué privarlo de una vida íntima plena. Usted puede tener relaciones, hacer deporte, viajar y ser feliz. El único requisito es el inicio progresivo y siempre en coordinación con su médico.