
LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL
La hipertensión arterial es una condición muy común, en la cual, la sangre circulante ejerce una fuerza anormalmente alta contra la pared de las arterias, produciendo con el tiempo sobrecarga cardiaca y deterioro de las paredes de las arterias, lo que genera problemas en diversos órganos.
La hipertensión no solo es una enfermedad en sí, también es un factor de riesgo importante para el desarrollo de infartos cardiacos y cerebrales, los cuales en conjunto, son la mayor causa de muerte en la sociedad.
Según la Asociación Americana del Corazón, uno de cada tres adultos es hipertenso en Estados Unidos, y el gran problema es que no todos los hipertensos saben que lo son, pues generalmente no produce síntomas. Se trata de un asesino silencioso.
El sistema cardiovascular es el encargado de llevar oxígeno y nutrientes a los tejidos del cuerpo. Para esto, se requiere de una presión que asegure que la sangre llegue a todas las células. Esta presión, es generada por el bombeo del corazón y el tono de las arterias, y es regulada por un complejo sistema de control, en el cual participan principalmente el sistema nervioso, los riñones y la capa interna de las arterias o endotelio. Es por eso que la presión arterial se expresa con dos valores, el primero y más alto, la presión sistólica, que representa la fuerza del bombeo cardiaco y la segunda y más baja, la presión diastólica, que representa la resistencia de las arterias. La presión arterial se expresa en milímetros de mercurio (mmHg). La hipertensión arterial se define como la elevación continua de la presión arterial por encima del límite de 140/90 mmHg.
Las consecuencias a largo plazo de la hipertensión son muchas. La más importante es la formación de placas en el interior de las arterias debido al daño constante en el interior de estas debido a la presión de la sangre circulante. Estas placas terminan obstruyendo el paso de sangre, con lo que se producen los infartos cardiacos y cerebrales. Asimismo, la sobrecarga de trabajo que debe realizar el corazón genera el engrosamiento del mismo. Esto se conoce como hipertrofia ventricular y en el largo plazo terminará en insuficiencia cardiaca, enfermedad de alta mortalidad. Otras consecuencias no menos importantes son las alteraciones en los riñones y en los ojos. Todos estos problemas pueden ser evitados si la hipertensión arterial es diagnosticada a tiempo y si se sigue un sencillo tratamiento.
Tratamiento de la hipertensión arterial:
La primera parte del tratamiento consiste en la adopción de un estilo de vida saludable. Para ello la mejora en la alimentación es fundamental, comenzando por la reducción en la ingesta de sal. La dieta con menos calorías y el ejercicio lo ayudarán a perder peso, lo cual contribuye positivamente a reducir los valores de la presión arterial.
La segunda parte es la administración de medicamentos. Esto, de ser necesario, estará a cargo de su médico, quien después de una evaluación, le indicará la medicación más acorde a su caso individual.
Es muy importante recordar que en la mayor parte de los casos, la hipertensión arterial no produce síntomas, por lo que la ausencia de estos no significa que Usted no sea hipertenso. Tampoco significa que pueda suspender la medicación sin consultar con su médico por el hecho de sentirse bien.
En conclusión, evite la aparición de hipertensión arterial o ayude al control de la misma comiendo sano, con poca sal, dejando el tabaco, controlando su peso y haciendo ejercicio aeróbico durante al menos 40 minutos al día. Acuda a chequeos médicos periódicos. Recuerde que aunque la hipertensión arterial no puede ser curada aún, el control de la misma es fácil, solo requiere voluntad. Así evitará sus consecuencias futuras.